El otro día estaba organizando la ropa y calzado que tenía guardados, y me encontré con mis botas preferidas, las DEJÀ VU BLACK.
Las observé como cuando a un niño pequeño le escondes un juguete durante un tiempo y lo vuelve a descubrir. Se convierte, de nuevo, en su juguete preferido. Y es que estas botas son de esas que no pasan de moda y de las cuales no te quieres deshacer.
Así estaba yo con mis botas.
¿Y por qué os cuento esto?
Porque como los niños, no nos damos cuenta del valor de las cosas que disfrutamos a diario.
Nuestra rutina es buscar, probar y comprar los productos que necesitamos (o no tanto, porque hay alguna caprichosilla por ahí).
Pero, ¿de verdad nos paramos a pensar en el origen de esos productos?
Pues sinceramente, no.
Así que sigamos curioseando, como en el artículo anterior, sobre el origen de las botas y botines.
Botas y botines del mismo pie
Durante siglos el calzado se ha fabricado con hormas rectas, es decir, sin diferenciar entre un pie y otro. De hecho, hasta el siglo XIX decían que los zapatos debían intercambiarse cada día para desgastarlos uniformemente.
En el siglo XIX, en Filadelfia, con nuevos procesos de producción, empiezan a diferenciar ambos pies. Pero fue un fracaso. Costó que la gente se adaptara a este cambio. Por ejemplo, en la guerra civil estadounidense 1861-1865, las botas de los soldados seguían siendo idénticas para ambos pies.
Las botas altas, símbolo de distinción
Como ya hablé anteriormente, las botas han estado muy vinculadas al ejército. Ejemplo de ello es el periodo de las Guerras Napoleónicas (principios del siglo XIX), donde no faltaban las botas altas y relucientes con el uniforme.
Tanto Napoleón Bonaparte como el duque de Wellington llevaban estas botas propias de oficiales. Posteriormente, esas mismas fueron las que adoptó la clase alta. Se llamaban botas hessianas y fueron las precursoras de las conocidas botas Wellington, más cerradas y adaptadas para la caballería.
Las botas hessianas se caracterizaban por tener una caña alta, más baja por detrás que por delante, con forma de dos picos redondeados. Y, generalmente, adornados con una borla en el centro de estos.
Los años 60, el renacimiento de las botas y botines
Durante muchos años las botas y botines pasaron a tener un uso, principalmente, laboral.
Fue en la década de los 60, cuando empezaron a surgir diseños creativos y originales: cañas y tacones de distintas alturas, incorporación de nuevos materiales como el vinilo y el plástico, diseños multicolores…
En estos años, The Beatles jugaron un papel destacado y no me refiero a su música. Pusieron de moda las eternas botas Chelsea. Estas botas reciben el nombre del barrio londinense donde las compraban.
Las botas Chelsea fueron usadas primero por los mods. Pero, sin duda, The Beatles popularizaron su versión más moderna. Esta contaba con el tacón cubano y una tira que sobresale del talón para tirar de ellas y colocarlas con mayor facilidad.
En la actualidad, hasta Harry Styles se ha sumado a esta moda que ya siguieron grandes como The Rolling Stones.
“Ponerse las botas”, ¿de dónde proviene esta expresión?
¿Quién no ha utilizado esta expresión alguna vez? A día de hoy la utilizamos para expresar que hemos comido mucho o que nos hemos aprovechado de algo.
Pero, ¿cuál es su origen en realidad? Con las curiosidades sobre botas que ya hemos aprendido es fácil suponer de donde viene.
Inicialmente, este tipo de calzado era exclusivo de las clases altas. Eran los que más recursos tenían y, por consiguiente, los que mejor comían. De ahí que se relacione, sobre todo, con tener algo en abundancia.
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